Telefónica quería entrar al podio de telecos europeas, pero no para de decepcionar a los inversores

Telefónica lleva semanas encadenando golpes en el mercado y la situación ya no se puede ver como un bache puntual, sino como una dura pérdida de confianza en Bolsa. La actualización de su plan estratégico hasta 2030, con un recorte del dividendo a la mitad, desató una caída en Bolsa que llegó al 16% de pérdida de valor.
La compañía ha pasado en pocos meses de coquetear con los 4,9 euros por acción a moverse peligrosamente cerca de niveles que no registraba desde la pandemia. Esto, mientras anuncia despidos masivos de trabajadores y se llevan a cabo desinversiones en Latinoamérica.
Pero, ¿de dónde viene esta decepción del mercado? Vemos que el plan estratégico que presentó el CEO de Telefónica Marc Mutra a principios de noviembre no ha convencido a nadie. Algunos expertos indican que el de Telefónica es un negocio debilitado en un sector con una competencia feroz, y que su plan para la Telefónica del futuro no ofrece suficientes garantías de que la cosa vaya a mejorar.
Una situación bastante pesimista
Telefónica acumula pérdidas de 1.080 millones, mientras Mutra asegura que Telefónica aspira a entrar en el podio de telcos europeas. Lo cierto es que baja hasta el séptimo puesto de su sector a nivel europeo, con una situación muy difícil en casa dada la competencia que le está haciendo Digi con sus tarifas ultrabajas.
A este escenario complicado se le suman los EREs que Telefónica está preparando. Podrían ser un total de siete rondas de despidos que afectarían a entre 6000 y 7000 empleados.
El ajuste forma parte de su plan de ahorro de costes para el periodo 2026-2030, que aspira a reducir un 25% de los gastos operativos del centro corporativo y las unidades globales. Hay que recordar que la empresa ya aplicó un ERE en 2024 que supuso la salida de más de tres mil trabajadores.
Es cierto que Telefónica no está sola en esta persecución de la máxima eficiencia y el ahorro de costes; es la tónica general en las grandes multinacionales a día de hoy. Sin embargo, dado el contexto bursátil, estos movimientos se perciben como una muestra de debilidad y empequeñecimiento más que como apuesta a futuro.
El plan de Telefónica
Telefónica quiere adaptarse al gran cambio que vive el sector en Europa y prepararse para la ola de fusiones que se prevé.
La compañía insiste en que el mercado europeo es ineficiente porque está demasiado fragmentado, con muchas telecos (“Compañías telefónicas”) pequeñas que no pueden invertir al ritmo de los gigantes de EE.UU. y China. Según los analistas, una mayor concentración podría generar sinergias de hasta 22.000 millones en los mercados donde opera Telefónica, dinero que podría destinarse a impulsar tecnología propia y reforzar la autonomía estratégica de la UE.
Telefónica asegura que está lista para comprar o fusionarse con otras empresas de comunicaciones, aunque no da nombres y no se conoce cuándo exactamente piensa hacerlo. La empresa reclama además un cambio regulatorio en Bruselas, que permita fusiones más fáciles en un sector que lleva años bloqueado por normas demasiado rígidas.
Algunas de las apuestas de los inversores son que Telefónica plantee fusiones en España con Vodafone o Digi, con la operadora 1&1 en Alemania, o con Netomnia en Reino Unido, pero esto no deja de ser especulación.
Las perspectivas a largo plazo no son tan malas. Se espera que esta reestructuración consiga hacer más ágil a la compañía, al desprenderse de activos relacionados con el apagado de redes o con bienes inmobiliarios.
Sin embargo, el problema es que los resultados de esta no se verán, probablemente, en varios años vista, por lo que a corto plazo esto da lugar a la estampida que estamos viendo en Bolsa.





