¿Como te afecta el nuevo impuesto a la banca?

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Hace tan solo una semana que conocimos los planes del ejecutivo español para aprobar un nuevo impuesto a los bancos. El objetivo de este nuevo tributo es la recaudación de 1.500 millones de euros para paliar los efectos de la actual crisis energética. Pero no solo las entidades financiera, las grandes compañías energéticas de nuestro país también parece que tendrán que hacer frente a un impuesto que grave los beneficios que están obteniendo con los altos precios de la energía.

Tras el anuncio del nuevo impuesto a los beneficios de las entidades financieras, los cuatro grandes bancos de nuestro país lo pagaron en bolsa, BBVA caía mas de un 5%, Santander un 4% y Sabadell y CaixaBank alrededor de un 9%. Unos 3.000 millones de euros evaporados.

Las subidas de los tipos de interés, que benefician a los márgenes de los bancos, hacen prever al Gobierno que los beneficios de las entidades se multiplicaran en los próximos meses, por ello, este nuevo impuesto busca recaudar mas en el nuevo contexto económico. Sin embargo, muchas son las voces que alertan de que este nuevo impuesto no tendrá el efecto esperado ¿Por qué? Veámoslo.

 

El nuevo impuesto a los bancos

En primer lugar, pese a que la subida de tipos esta sobre la mesa el Banco Central Europeo aún sigue siendo muy cauto en los plazos y las formas de como normalizar los tipos. Si la Reserva Federal ya ha subido los tipos por encima del 1,5%-1,75% y tiene previsto llevarlo al entorno del 3% para final de año, en Europa las expectativas son de un aumento del 0,25%-0,5% en septiembre.

Esto quiere decir que hoy por hoy las subidas de tipos aun son una expectativa, pero no una realidad tangible para la mayor parte de los bancos. Pese a que el Euribor si que ha subido hasta casi el 1% los aumentos de márgenes solo han hecho que comenzar.

 

 

La recesión global también esta ahí, y es algo que afecta enormemente a la posibles ganancias de los bancos. Las entidades financieras no dejan de ser negocios cíclicos, muy expuestos a la incertidumbre y a los cambios en el entorno económico y político. Por ello si se confirma la llegada de una recesión grave, la economía se ralentizará y el negocio de los bancos sufrirá enormemente. Cuando esto ocurre muchos prestamos quedan impagados y la rentabilidad que consigue un banco en base a u negocio principal, se debilita. Como podemos ver en las cotizaciones de los bancos los principales siguen cayendo durante el año 2022, tan solo el Santander cae más de un 15% en lo que llevamos de año, y el BBVA un 18%.

 

 

Pero existe otra razón mas de peso para ser escépticos con el nuevo impuesto a los bancos. La realidad es que en un entorno donde existen muy pocos actores económicos, la posibilidad de que estos no trasladen los costes de los impuestos a los clientes finales es muy poco realista. En un entorno con decenas o cientos de empresas distintas ofertando sus productos y servicios, la competencia consigue diferenciarse asumiendo parte o la totalidad de estos nuevos costes con la intención de ganar cuota de mercado.

En un mercado monopolístico, con poco mas de un puñado de empresas copando toda la cuota de mercado, el coste tiende siempre a trasladarse al cliente final ¿De que forma? Existen muchas formulas para que los bancos nos trasladen el nuevo coste, pero las comisiones, mas o menos trasparentes y mas o menos ocultas suelen ser la vía más habitual y recurrente.

 

¿Quién va a pagar el impuesto extraordinario a la banca?

El ejecutivo ya trabaja en la aprobación de los impuestos extraordinarios tanto para la banca como para las grandes compañías energéticas. El objetivo del plan es recaudar alrededor de 7.000 millones de euros extra que contribuyan a nuevas medidas sociales y públicas.

Estos dos nuevos impuestos se han diseñado, en principio, como medidas transitorias y temporales, para los dos próximos ejercicios. Aun es complicado conocer todos los detalles, ya que queda por medio la negociación con el socio de Gobierno y su inclusión en los Presupuestos Generales del Estado en 2023.

La gran incógnita sigue siendo quien terminara pagando un nuevo impuesto, en principio dirigido a grandes compañías con facturaciones milmillonarias pero que tienen un poder en el mercado muy superior al de la gran parte de los sectores industriales de nuestro país. El temor a que este nuevo tributo se vaya poco a poco trasladando al coste de los servicios, ya muy costosos y con una inflación disparada, es real.

El ministerio de Hacienda, presidido por María Jesús Montero, ha tratado de clarificar que hará todo lo posible para evitar que las grandes compañías energéticas y entidades financieras terminen repercutiendo el coste a sus clientes. Para ello, ha dicho, va a ayudarse de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para que vigile como están cambiando los precios d ellos productos y si detecta irregularidades pueda aplicar sanciones económicas.

Sin embargo, propias fuentes internas del ministerio de Hacienda reconocen la dificultad para evitar que las empresas terminen filtrando estos costes a los ciudadanos. Las empresas tienen “la sartén por el mango” en cuestión de precios y pueden utilizar cientos de vías comerciales y legales para tratar de amortiguar el golpe y la vigilancia de la CNMC.

Según el propio ministerio estos impuestos surgen por la necesidad de aplicar medidas sociales a la crisis que ya tenemos encima. Las compañías energética y bancarias están, según el ejecutivo, “obteniendo beneficios caídos del cielo” debido a la previsible subida de los tipos de interés y a los altísimos precios de la energía. El impuesto a las grandes energéticas se aplicará durante dos años sobre los beneficios registrados en 2022 y 2023, con el objetivo de recaudar 2.000 millones de euros al año. En el caos del impuesto a las entidades financieras, Hacienda busca recaudar 1.500 millones adicionales tanto en 2022 como en el próximo ejercicio 2023.

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