El euro se desploma ¿Cuáles son las consecuencias?

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El euro se desploma y ya se cambia a casi 1:1 con el dólar.

Esta semana, el euro alcanzó su nivel más bajo en casi 20 años frente al dólar estadounidense, al situarse en 1,0298 dólares por euro, impulsado por la crisis energética en Europa y la subida de los tipos de interés en Estados Unidos, pero ¿Cuáles son las consecuencias de esa depreciación?

Los temores sobre una grave recesión económica han hecho que el euro se desplome más de un 15% en tan solo un año, algo que para una divisa en teoría fuerte es un movimiento muy importante.

Los analistas creen que la tendencia podría continuar. En primer lugar, porque la inflación en la zona euro es más fuerte (+8,6% en junio) y la guerra en Ucrania puede tener consecuencias económicas, sobre todo por el aumento del precio del gas. Además, el Banco Central Europeo (BCE) subirá los tipos de interés, pero va por detrás de otros bancos centrales en la normalización de su política monetaria. Esto presiona al euro con respecto al dólar, que incluso podría llegar a perder los 1,02 dólares en los próximos meses.

Si el euro es débil, la inflación se acelera

En los últimos días el euro se ha ido erosionando, poco a poco. Estamos casi a un dólar por un euro y esto nos lleva directamente al escenario de 1992, 20 años atrás. De hecho, si tenemos previsto ir de vacaciones a Estados Unidos este verano, quizá no sea el momento adecuado.

La única ventaja es que ya no es necesario convertir los precios. Las hamburguesa que pedirías en un restaurante americano a 20 dólares en el menú, te costará 20 euros ¿Fácil no? Pues desgraciadamente es un mal negocio para nosotros. Cando el euro es débil, nuestro poder adquisitivo en cualquier cosa en dólares baja.

El primer iPhone salió al mercado en 2007. Un año después, el euro cotizaba a 1,68 dólares. Si compraste tu iPhone en Nueva York o San Francisco, por su precio de entonces, 399 dólares, sólo te costó 237 euros. Te ahorrabas un 40%, porque en Europa se vendía por 399 euros.

Volviendo a 2022, la consecuencia de un euro débil es que acelerará aún más la inflación. De hecho, se alimenta en gran parte por el aumento de los precios de la energía. Hay que recordar que la inflación fue del 10,2% en junio en España.

Sin embargo, si sólo se incluye la energía en esta cifra, representa un aumento de precios de más del 30%. A pesar de los descuentos sobre los precios al consumidor, el aumento es dramático para muchas familias. Con un euro más débil, es probable que el problema aumente, ya que la mitad de las materias primas que importamos, y en particular el petróleo, las pagamos en dólares. Necesitamos cada vez más euros para comprar el mismo barril de petróleo.

Las razones de la caída del euro frente al dólar son, múltiples. En primer lugar, existe un verdadero efecto refugio. El dólar, como el oro, está considerado el activo refugio por excelencia. Todo el sistema económico confía en el dólar más que en cualquier otra moneda. En tiempos de turbulencia, sabemos que tener reservas de divisas en dólares está prácticamente exento de riesgos.

Luego está la política monetaria. A un lado del Atlántico, la Reserva Federal subió los tipos de interés de forma muy agresiva hace varios meses, hasta 0,75 puntos porcentuales de una sola vez. A nuestro lado del Atlántico, el BCE se ha mostrado más dubitativo, con subidas que sólo comenzaran después del verano con un 0,25%. El euro ha sufrido, por tanto, las dudas del BCE en materia de política monetaria.

Sobre el papel, hay una consecuencia positiva en la caída del euro. Nuestras empresas exportadoras son ahora más competitivas, especialmente si venden a clientes estadounidenses. Es como si de un día para otro , hayan podido poner más baratos sus precios, siendo más atractivos para los compradores internacionales.

Sobre la inflación y el poder adquisitivo de los hogares

Casi la mitad de los productos importados en la zona euro se facturan en dólares, frente a menos del 40% en euros, según la oficina europea de estadística Eurostat. Es el caso, por ejemplo, de muchas materias primas, empezando por el petróleo y el gas, cuyos precios ya han subido en los últimos meses en el contexto de la guerra de Ucrania.

Pero se necesitan más euros para comprar productos importados en dólares. Esto contribuye a acelerar la inflación y amenaza el poder adquisitivo de los hogares. Por otra parte, la depreciación del euro frente al dólar frenará el turismo de los europeos, sobre todo en Estados Unidos y a los demás países que tienen su moneda ligada al billete verde.

Por otro lado, los turistas estadounidenses, salen ganando con el tipo de cambio: durante sus estancias en la zona euro, pueden gastar más con la misma cantidad de dólares.

Consecuencias para las empresas de la caída del euro

El efecto de la caída del euro varía según la dependencia de las empresas del comercio exterior y la energía. Las empresas que exportan fuera de la zona euro se benefician de la depreciación del euro porque sus precios son más competitivos en dólares, mientras que las empresas que importan se ven penalizadas.

Para las empresas que dependen de las materias primas y la energía y que exportan poco, como las pequeñas y medianas empresas locales, los costes se disparan.

Consecuencias sobre el crecimiento y la deuda

En teoría, la depreciación del euro hace que los precios sean más competitivos fuera de la zona euro y, por tanto, estimula el crecimiento de la economía.  Esto podría amortiguar el impacto de los precios de las materias primas a raíz de la guerra en Ucrania.

Un mayor crecimiento puede facilitar el pago de la deuda pública, siempre que los tipos de interés se mantengan bajos. Algo que parece cuanto menos poco probable.  La depreciación del euro, al acelerar la inflación, puede animar al Banco Central Europeo (BCE) a subir los tipos de interés más rápidamente de lo previsto.

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