Ola de calor y ¿desertificación en España?
Una ola de calor es algo bastante desagradable que solía ocurrir solo en veranos muy secos.
Pero, se ha vuelto cotidiano y ello nos lleva a preguntarnos: ¿y si esto forma parte de un fenómeno climático más profundo?
¿Has escuchado hablar de la desertificación en España?
De ser cierto, como afirman numerosos estudios, este proceso podría transformar, para peor, la vida de millones de españoles.
El impacto en las exportaciones agrícolas podría ser tremendo a largo plazo si no se comienzan a tomar medidas más efectivas para cuidar las fuentes de agua y cambiar el modelo agrícola, basado en explotaciones intensivas a gran escala.
Hoy hablaremos de algunos hechos alarmantes y veremos las posibles implicaciones económicas de todo esto. Además, conoceremos las soluciones que ya se están implementando con mucho éxito en otras regiones áridas del planeta.
¿Cuándo termina la ola de calor en España?
Si vives en España no eres ajeno al azote de las altas temperaturas, las cuales son cada vez más frecuentes. Hablamos de temperaturas que pueden alcanzar los 40 grados y representan una desviación de hasta 4 o 5 grados respecto a la temperatura media durante varios días seguidos.
Los acalorados debates sobre el cambio climático y el calentamiento global dejaron de ser solo metafóricos. Según un Informe Sobre el Estado del Clima de España realizado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la temperatura media realmente está aumentando en España:
A juzgar por la temperatura media anual entre 1961 y 2021, en las últimas dos décadas hemos tenido los 11 años más calurosos de los últimos 60 años, con una temperatura extremadamente cálida o muy cálida.
Aunque no nos pongamos de acuerdo sobre las causas, al menos debemos admitir que existe un patrón en los datos que da cuenta de un aumento de la temperatura sin lugar a dudas.
La ola de calor no es nueva y ejerce una presión sobre los recursos hídricos, ya que tiende a provocar un aumento del consumo de agua y supone una mayor evaporación de los cuerpos acuosos.
En 2022 se registraron 3 olas de calor en la península, para un total de 41 días, siendo el año con más días calurosos desde que se llevan registros climáticos. El año 2021 no se quedó atrás, con 2 olas de calor en la península y Baleares y 3 en Canarias.
En abril, aguas mil: ¿Está lloviendo cada vez menos?
A pesar del aumento de las temperaturas en España, esperaríamos que la madre naturaleza haga su trabajo y nos envíe agua fresca para reponer nuestras reservas a través de las precipitaciones.
No obstante, durante la última década hemos tenido una menor incidencia de las lluvias en varios años:
5 de los últimos 11 años han presentado un nivel de precipitación anual acumulado seco o muy seco, lo cual también ocurrió durante las décadas de 1980 y 1990.
Por lo tanto, este patrón no es nuevo, pero en combinación con temperaturas muy elevadas puede tener consecuencias importantes en las zonas más áridas, contribuyendo con un proceso acumulado de erosión y degradación de los suelos en las regiones agrícolas.
¿Está sucediendo una desertificación en España?
El término desertificación se refiere a un proceso de deterioro de los suelos y la vegetación en tierras secas y áridas, el cual puede ser provocado por cambios climáticos naturales, pero también, por el impacto de las actividades humanas.
Entre estas actividades podemos mencionar la deforestación, prácticas agrícolas intensivas, sobreexplotación de los recursos hídricos y malas prácticas ganaderas.
Diversos organismos y agencias gubernamentales, como el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico o el Tribunal de Cuentas Europeo, vienen sonando las alarmas desde el año 2008 sobre el riesgo de desertificación en España y otras partes de la Europa Mediterránea y los Balcanes.
Según diversos informes, un 74% del país estaría en riesgo de desertificación, con un 18% del territorio en riesgo elevado o muy elevado y un 19% en riesgo medio.
Almería, Valencia y Andalucía serían las regiones más vulnerables. De hecho, la situación sería muy dramática en la región de Murcia, la Comunidad Valenciana y las Islas Canarias, donde hay un riesgo elevado sobre el 90% del territorio o más.
Según un Informe Especial del Tribunal de Cuentas Europeo, la situación para España se ha agravó entre 2008 y 2017:
La imagen precedente nos muestra el Índice de Sensibilidad a la Desertificación en la Unión Europea.
Como puedes apreciar, vastas y crecientes regiones de España presentan una sensibilidad elevada a la desertificación (entre 1,4 y 1,6).
Si este proceso no se frena, buena parte de la mitad sur de España será un yermo para el año 2100.
El calor, la sequía, la deforestación y la ausencia de lluvias están combinándose para cambiar, para mal, la geografía española.
La península ibérica históricamente ha sido propensa a la sequía y, además, el proceso de desertificación es anterior al cambio climático inducido por la actividad económica moderna. Lo que sucede es que este cambio se ha acelerado de manera pasmosa y pudiera ser irreversible.
La desertificación también aumenta el riesgo de incendios forestales. De hecho, España sufrió la mayor cantidad de incendios de toda Europa durante 2022 con más de 500.
Presente y futuro de las exportaciones agrícolas en España
En España el sector agrícola siempre fue muy importante a lo largo de la historia y, aunque su peso relativo en el Producto Interno Bruto fue disminuyendo a medida que el país se modernizó en las últimas décadas, también creció de manera apreciable.
A continuación, podemos ver la Evolución del PIB Agrícola Trimestral de España entre 1995 y 2023:
La tendencia a largo plazo del producto agrícola ha sido creciente hasta ahora, aunque hay episodios importantes de decrecimiento o estancamiento, como los ocurridos entre 2003 y 2012 o, más recientemente, entre 2018 y 2022.
El último dato disponible para julio de 2023 daba cuenta de un PIB agrícola trimestral de 8.521 millones de euros.
España es, de hecho, un gran exportador de productos agrícolas al resto de Europa.
No obstante, las regiones interiores del país se están quedando sin fuentes de agua potable, agotando las reservas disponibles, tanto naturales como artificiales. Se estima que en algunos casos la escasez va más allá del 40% de la capacidad de reserva.
Esto afectaría el rendimiento de los cultivos y pone de relieve la eficiencia del modelo agrícola español, sujeto a la premisa de un suministro abundante de agua.
En este sentido, el sector agrícola por sí solo representa un 80% del consumo de agua potable…
No es difícil imaginar las consecuencias que la desertificación en España podría tener sobre el sector.
¿Cuáles son las principales exportaciones agrícolas de España?
Veamos las Exportaciones de Productos Agrícolas de España en 2022 por Volumen (en miles de toneladas) y Tipo según Statista:
Las frutas representaron el mayor cultivo exportado por España en 2022 con casi 7,0 millones de toneladas.
El segundo lugar lo ocuparon las verduras y legumbres con 6,2 millones de toneladas.
El aceite y las grasas alcanzaron 2,9 millones de toneladas, seguidos de las plantas oleaginosas con 2,2 millones de toneladas.
El resto del volumen de exportación del país lo completan productos como los cereales, productos de molino (harinas, etc.), azúcar, cacao, café, té y especies.
Este intercambio de productos agrícolas genera un superávit comercial para España, siendo Francia y Alemania sus principales mercados junto con el resto de la UE, aunque también hay un volumen comercial con Estados Unidos y China.
El modelo agrícola en una encrucijada
La agricultura a gran escala y sin rotación de cultivos tiene un impacto en términos de la progresiva degradación de los suelos.
Tal parece que, en presencia de una sequía constante que agota las reservas de agua, el modelo agrícola español ya no es sostenible a largo plazo. Además, la ola de calor que ha padecido el país ejerce una presión adicional sobre los recursos hídricos.
Si España quiere seguir siendo uno de los graneros de Europa, junto con la atribulada Ucrania, debe realizar cambios urgentes en su modelo agrícola y en la gestión de sus fuentes de agua.
Si te preguntas qué consecuencias tendrá la desertificación a largo plazo en España, pues he aquí las principales:
- Caída en las reservas de agua potable. Esto afectará el consumo humano y, sobre todo, el rendimiento de los cultivos agrícolas con consecuencias crecientes en la economía del país y en el suministro de alimentos.
- Pérdida de capa vegetal. La degradación y erosión de los suelos se retroalimenta con la caída en las reservas de agua para afectar la producción de alimentos para humanos y animales.
- Pérdida de biodiversidad. Este proceso afectaría el hábitat de muchas especies autóctonas, quebrando el equilibrio ecológico.
- Pérdida de recursos forestales. La disminución de los bosques no solo afectará la biodiversidad y el equilibrio ecológico, sino que además tendría un impacto en la disponibilidad de recursos madereros.
A todo esto, habría que sumar el deterioro en la calidad de vida en vastas regiones del territorio, el progresivo decaimiento en la actividad económica y el posible desplazamiento de grandes contingentes de población hacia las principales metrópolis.
¿Se puede cultivar en el desierto?
Puede que nunca nos pongamos de acuerdo respecto a si el cambio climático está siendo producido por la actividad humana o forma parte de procesos naturales de nuestro planeta.
¡No importa! Aun así, hay esperanza.
Si tienes dudas, piensa en cómo la civilización egipcia pudo prosperar en el desierto durante miles de años en la antigüedad a través de la agricultura alrededor del río Nilo…
Aunque mucha evidencia arqueológica e histórica sugiere que grandes civilizaciones colapsaron por la sequía y posterior colapso de su economía agrícola, no es menos cierto que los seres humanos poseemos una gran capacidad de adaptación e invención.
La desalinización, la reutilización del agua y el sistema de goteo son formas innovadoras en las que muchas regiones y países áridos han ampliado su agricultura a pesar de encontrarse en un clima seco.
En el Israel moderno, por ejemplo, se han creado técnicas pioneras para la agricultura en zonas desérticas. De hecho, el desarrollo del sistema de agua por goteo impulsó un crecimiento expansivo de la horticultura en lugares completamente secos.
En general, los estudios han mostrado una gran disminución en el uso de agua con sistemas por goteo o fertirrigación. Incluso, algunos casos evidenciaron un descenso del 80% en el uso de agua y un aumento del 100% en el rendimiento de ciertos cultivos.
Campo de melones a orillas del Mar Muerto. Kibbutz Kalia, Israel. 24 de febrero de 2021. En este campo de melones cerca del Mar Muerto el suelo era salado y antes de poder usarlo, hubo que lavarlo con agua dulce para poder cultivar las plantas. Las hileras del campo estaban cubiertas con largas bolsas de plástico para proteger las plantas, pero crecieron encima. Se utiliza el riego por goteo para hidratar las plantas, ya que la zona es un desierto árido. Es una zona calurosa, los cultivos maduran antes de la temporada regular y los agricultores obtienen precios más altos. Fuente: https://www.gettyimages.es/ Créditos: Dan Porges.
Podríamos nombrar otros casos de éxito en Australia, en Imperial Valley (California, Estados Unidos) y en Arabia Saudita.
Por lo visto, menos es más… A veces la abundancia de un recurso nos lleva a infravalorarlo y, por tanto, a desperdiciarlo. Pero, como has podido ver, no hay ninguna razón para que España no pueda unirse a este club de países que mantienen su agricultura en condiciones extremas.