¿Qué es la inflación? Una guía rápida para entender el impuesto a los pobres
La inflación se ha disparado en nuestro país, así puedes prepararte para combatirla
Probablemente hayas escuchado muchas veces a las personas mayores quejarse de que antes las cosas más sencillas, como una bolsa de pipas, una barra de pan o una entrada para el cine apenas costaban una pequeña proporción de lo que cuestan ahora. No, tus abuelos no están recordando mal, las cosas realmente costaban menos que ahora, mucho menos. Pero ¿sabes por qué? La razón principal por la que ahora cuestan mucho más que antes es porque se han visto afectadas por la inflación.
Si ves cualquier tipo de medio de comunicación en estos días, verás que Europa y especialmente España parecen estar en una especie de crisis económica inflacionaria. La inflación es uno de esos conceptos económicos básicos que todos debemos conocer para entender muchas de las cosas que pasan a nuestro alrededor, así como saber si nuestros ingresos nos permiten ser cada vez un poco más ricos o si por el contrario aunque trabajemos mucho siempre iremos perdiendo poder de compra.
Vamos a ver de forma sencilla que es la inflación, la situación actual de España y cómo se relaciona con otros momentos de la historia. Adelante.
¿Qué es la inflación?
En pocas palabras, la inflación se produce cuando los precios de los bienes y productos básicos suben. Esto significa que el poder adquisitivo del consumidor disminuye, es decir, que cada vez podemos comprar menos cosas con el mismo dinero. Por el contrario, la deflación, se produce cuando los precios bajan y el poder adquisitivo aumenta teniendo el mismo dinero.
La inflación puede deberse a la escasez de la cadena de suministro, al aumento de los salarios o a las políticas económicas federales. A lo largo de los años, los precios de todas las cosas han subido mucho, sin embargo, a medida que los precios de los productos básicos aumentan, los costes de vida y los salarios también suelen acompañarlos. Ciertos organismos gubernamentales, en nuestro caso el Banco Central Europeo, vigilan los cambios en la inflación y miden la tasa de cambios para mantener la situación económica fuera de peligro.
Un ejemplo de inflación
La mejor manera de ver la inflación es un a compra normal en el supermercado. Vamos semana tras semana a hacer nuestra compra y de repente nos damos cuenta de que un producto cualquiera que solemos comprar siempre (por ejemplo el pan) ha pasado de costar 0,90€ por una barra a pasar a costar 1€. Una subida del 11%. Mientras que el precio del pan subió mucho tan solo en una semana, la docena de huevos que también compramos cada semana ha pasado de costar 3,5€ a 3€. Una bajada del 16%. ¿Es esto la inflación? No, la inflación no es que algunas cosas suban y otras bajen por cualquier razón. Tal vez la empresa que produce el pan ha tenido un mal resultado en los últimos meses y está subiendo los precios para aumentar los beneficios, mientras la empresa que produce los huevos tiene que entrar a competir con otras empresas del mismo distribuidor y baja los precios. Las subidas y bajadas pueden tener infinidad de causas, pero suelen ser temporales y no tienen por qué tener ninguna correlación entre ellas.
La inflación por su parte es una subida de precio generalizada y continuada en el tiempo. Digamos por ejemplo que un mes más tarde volvemos al supermercado y no solo vemos que el pan y los huevos son más caros, sino que las naranjas, la leche o la gasolina que hemos echado a nuestro coche para ir a hacer la compra también lo son. Esto es la inflación, una escalada d ellos precios de muchas cosas diferentes al mismo tiempo y por idénticas razones.
Esto no quiere decir que todo suba al mismo ritmo, la inflación puede afectar a toda la economía o a una sola categoría de consumo aislada. A veces, un bien o servicio concreto sube de precio más rápido que los demás. Actualmente el gasoil y la gasolina han subido mucho más que otro tipo de productos y que la tasa de inflación general.
¿Cuáles son las causas de la inflación?
Las subidas de los costes y las materias primas, así como el aumento de la demanda son las dos causas principales que provocan la subida de los precios y la tasa de inflación. Como la mayoría de las cosas en economía, la inflación es un fenómeno con causas muy diversas. Los precios de ciertos bienes o servicios aumentan cuando los consumidores los necesitan o desean más. En otras palabras, un aumento de la demanda conduce a un aumento de los precios. Pero la principal razón por la cual los consumidores demandan muchas más cantidades de todo tipo de productos, principalmente productos básicos, tienen que ver con que hay demasiado dinero disponible para comprar muy pocos bienes y servicios, o que la demanda supera a la oferta.
Un ejemplo de esto sería que el banco central inundara la economía con más dinero y los salarios subieran. En igualdad de condiciones, el dinero extra en los bolsillos de los ciudadanos aumenta su deseo de comprar cosas, lo que llevaría a un aumento de la demanda que superaría a la oferta. Un ejemplo claro lo tenemos en la historia, tras la Primera Guerra Mundial en la Alemania de Weimar, el gobierno de la época imprimió cantidades ingentes de dinero para tratar de impulsar una economía paralizada por las reparaciones de la guerra. Esto condujo a una inflación descontrolada que acabó por dejar el marco alemán prácticamente sin valor.
Actualmente estamos viviendo una situación de alta inflación, en cierto modo por las políticas de los bancos centrales para superar el shock económico que produjo la pandemia. LA inflación objetivo suele situarse en torno al 1-3% anual, pero estos aumentos son acumulativos, lo que lleva a una situación en la que los costes suben a lo largo del tiempo hasta un 15-20% fácilmente. Cuando la inflación se dispara, como hoy en día con crecimientos por encima del 7% el poder adquisitivo cae de forma drástica en muy pocos años.
En este sentido, si tu salario o ingresos no aumentan lo suficiente cada año para superar la inflación, tus ahorros cada vez podrán comprar menos cosas.
Los efectos de la inflación
A no ser que seas un individuo totalmente autosuficiente sin necesidad de comprar o vender nada para vivir, la inflación es algo que nos afecta a todos. La inflación afecta al valor del dinero en el tiempo, es decir , a lo que podemos comprar hoy con una cantidad de dinero y lo que podremos comprar pasados unos años. Por ejemplo, si tienes 1 euro y una naranja cuesta 0,5€ tienes suficiente dinero para comprar dos manzanas. Pero cuando el precio de las manzanas sube con el paso del tiempo y los efectos de la inflación, una naranja llegara a costar 1€, por lo tanto solo tendrás dinero para una naranja.
Esto se traduce en que tu poder adquisitivo disminuye, y una naranja puede parecer poca cosa, pero piensa en términos mayores, como tus ahorros para comprar una casa, para cambiar de coche o para hacer un viaje. La inflación erosiona el valor de los ahorros, por eso es tan importante gestionarla para tratar de mantenerla en niveles bajos a fin de evitar catástrofes económicas.
¿Cómo se gestiona la inflación?
La inflación es gestionada principalmente por el Banco central Europeo (BCE) en nuestro caso. Para tratar de que esta no se dispare, y mantenerla en el objetivo del 1%- 3% utiliza el mecanismo de los tipos de interés. Con ello intenta estimular o enfriar la economía, facilitando o restringiendo el crédito para las familias y las empresas. Si los tipos de interés suben y la economía se frena, la inflación también suele hacerlo, pero esto puede provocar periodos de crisis económica duradera.
¿Y el IPC? ¿Qué es?
El IPC, o Índice de Precios de Consumo, es una medida de la inflación. Básicamente registra los cambios en los precios de los bienes y servicios que compran las familias españolas. Para calcular el IPC se utiliza una cesta fija de artículos, que se eligen por su importancia para las necesidades normales de un hogar medio. Los artículos de la cesta del IPC tratan de representar el modo en que las familias de nuestro país gastan su dinero.
La cesta incluye tanto alimentos como vivienda, servicios públicos, atención sanitaria, ropa o las comunicaciones. El índice se pondera en función del peso de cada bien en el consumo, otorgando, por ejemplo más relevancia a la electricidad que a artículos que se compran con menos frecuencia, como los aparatos tecnológicos.
¿Cuáles son los pros y los contras de la inflación?
La inflación puede tener una serie de consecuencias muy negativas, sobre todo si los salarios no se ajustan al aumento del coste de la vida. Esto es algo que en España se ha visto durante muchos años, principalmente con el aumento de los precios de la vivienda, ya que las subidas de los salarios apenas han podido seguir el ritmo del encarecimiento de precios. Con una inflación actual superior al 7% es casi imposible que la gran parte de la población no pierda poder adquisitivo, ya que los ingresos y salarios no pueden aumentar tanto en tan poco tiempo.
La inflación afecta sobre todo a los hogares con menos ingresos, por esto se la conoce como el impuesto a los pobres. Aquellos con grandes patrimonios suelen estar invertidos en bienes como inmuebles, acciones o empresas, activos que suelen recoger muy bien los aumentos de la inflación sin perder capacidad de compra.
Dicho esto, la inflación no siempre es mala. Una economía estable necesita un nivel controlado y constante de inflación (1-3%) para aumentar el crecimiento y facilitar el buen desarrollo económico.
La situación inversa a la inflación se llama deflación, pero es mucho menos común. La deflación sólo se produce cuando cae la demanda de manera brusca y esto suele ser por causas a gran escala, como las crisis económicas. Este tipo de situaciones rara vez se dan en el mercado en general, debido a la fácil disponibilidad del crédito y a la constante expansión de la población consumidora, por lo que, se suele suponer que la inflación continuará a lo largo del tiempo con mayor o menor fuerza, como suele ocurrir.
Inflación y los ahorros
Como ya hemos visto, la inflación es más cruel cuando actúa durante largos periodos de tiempo, lo que significa que, en el caso de los ahorros a largo plazo, el dinero que guardemos en el banco sin utilizar ni para comprar bienes o servicios ni para invertir, inevitablemente valdrá mucho menos tras unos cuantos años de inflación importante.
Por eso, ahorrar hasta el último céntimo en el banco no es siempre una buena idea. La principal forma de hacer frente a la inflación es invertir nuestros ahorros a largo plazo. Pero si no podemos asegurarnos unos rendimientos o tipos de interés suficientes para superar la inflación puede ser mejor utilizar ese dinero a corto plazo, cuando aún no ha perdido su valor.
Si realmente queremos ahorrar, deberemos elegir nuestras inversiones de forma consciente, ya que productos como los depósitos o los bonos apenas nos ofrecerán rentabilidades que puedan hacer algo contra la inflación. La vivienda, las acciones y los fondos indexados son la mejor manera de proteger nuestros ahorros contra el monstruo de la inflación.