La crisis de la banca ¿Qué ha pasado para llegar a esta situación?
La banca española hace tiempo que no levanta cabeza. Al entorno complicado para su negocio se han sucedido una serie de problemas que han ido desembocando en que el sector haya ido reduciendo constantemente el número de oficinas y por supuesto, de trabajadores.
En pocas semanas hemos visto como los principales bancos del país anunciaban una serie de Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), que se esperan según los sindicatos puedan llegar hasta los 13.000 despidos en total.
En el caso de la nueva CaixaBank, esta nueva entidad surgida de la fusión con Bankia ha presentado un plan de ajuste de más de 8.000 despidos, siendo el mayor de la historia del sector en España. Y no únicamente de trabajadores va el ajuste, también de su modelo de negocio, ya que cerrará alrededor de un 25% de las oficinas.
Pero ¿Qué ha pasado en los bancos para llegar a esta situación de despidos y cierres de oficinas?
Podríamos pensar que es causa de la crisis del covid, o que los confinamientos han hecho que los clientes de los bancos ya no utilizan las oficinas físicas, pero más allá de esto, lo que nos encontramos cuando nos alejamos un poco más y miramos la última década en conjunto es un panorama con causas estructurales y tendencias de fondo que han conducido poco a poco a las entidades financieras hacia este momento actual.
Las principales causas de la debacle de los bancos
De entrada la tendencia de fondo que ha complicado las cosas a todos los bancos, no sólo en España sino en toda Europa, son los tipos de interés. El Banco central europeo (BCE) ha ido bajando sus tipos de interés constantemente durante los últimos años, desde más de un 4% hasta un tipo actual (para los bancos comerciales, llamado “facilidad de depósito”) del -0.5%.
Esto hace que los bancos tengan dos opciones, o dar más créditos (si esos créditos tienen sentido económico y la recuperación de ese crédito es muy segura, cosa que con la situación actual es muy complicado debido a la incertidumbre) o dejar sus depósitos parados, pagando al Banco Central Europeo un 0.5% de interés por no hacer nada con él.
Pero la principal causa de la nueva estructura y los recortes de gastos que estamos viendo viene del lado de la tecnología y la digitalización. Los bancos y todo el sector financiero, desde seguros, brokers o la forma que hacemos nuestros pagos en el día a día se han visto afectados enormemente por los cambios en los hábitos de los clientes, que cada vez más han decidido ir realizando su operativa a través del teléfono móvil o de la banca online.
Muchos bancos 100% digitales han ido surgiendo en estos últimos años, lo que no sólo ha hecho que el cliente se vaya viendo forzado a cambiar hacia este modelo (que suele tener mejores condiciones y menos comisiones) sino que aumenta la presión sobre el modelo de banco tradicional, repleto de oficinas y poco digital.
En España, la burbuja de los años 2000 que estalló en 2008 nos trajo una expansión enorme de los bancos, se abrían oficinas casi en cada esquina. Por aquellos años, la banca era no sólo una de las principales industrias del país, sino que el número de oficinas por habitante era de los más altos del mundo. Cuando llegó 2008 y la crisis del crédito, toda esta aceleración se cortó en seco, y el número de oficinas y empleos no ha hecho más que caer desde entonces.
Estas dos causas son las principales fuerzas que están presionando a los bancos a realizar ajustes, cambiar su modelo de negocio y eliminar oficinas físicas. La banca hace algunos años que dejó atrás las grandes rentabilidades y para continuar con su negocio, tiene que reducir enormemente los gastos. Con estas dos ideas principales, podemos comenzar a entender todos los procesos de ajuste, cierres y EREs que hemos visto en las últimas semanas, y los que previsiblemente podremos ver en el futuro.
Las fusiones de la banca y su impacto en el empleo
Pero una causa más ha llevado a estas grandes cifras de despidos en 2024, además del proceso de digitalización o los tipos de interés en negativo, y esa es la ola de fusiones bancarias.
Desde hace varios años, en concreto desde 2008 el proceso de unión y fusión de varias entidades en nuevos grupos cada vez mayores no se ha detenido en ningún momento. En el año 2009 existían en nuestro país alrededor de 55 entidades financieras, entre las antiguas y ya casi desaparecidas cajas de ahorros y las entidades bancarias, en el año 2024 ya quedan menos de 10 tras las última fusión de Bankia con CaixaBank.
Esto se ha traducido en que los grandes bancos españoles (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell) han pasado de un 40% del total del mercado bancario hasta más de un 65%. Unos niveles de concentración mucho mayor que los que se pueden ver en otros países de la zona Euro.
Las dos crisis económicas que hemos vivido en estos últimos años no han hecho más que incentivar ese baile de fusiones, así como los propios reguladores de los mercados o el Banco de España, que ven en las fusiones un antídoto contra la falta de rentabilidad del negocio bancario.
Eficiencia vs Empleo
El sector en su conjunto está inmerso en una lucha por mejorar la eficiencia, y la reducción de los costes pasa por ser la alternativa más viable (o más sencilla) para seguir funcionando en este mundo de tipos de interés bajos y con la digitalización por delante.
Pero esta mejora de la eficiencia tiene su lado negativo, y es que cambiar el modelo de negocio hacia uno más centrado en la operativa online y en la contención absoluta de gastos se traduce en cierres de oficinas y despidos de trabajadores. Las fusiones de varios bancos no sólo generan mejores ratios de solvencia y mayor capacidad, sino que generan sinergias y duplicidades que aumentan los costes del negocio, máxime si el negocio principal se basa en la atención a pie de calle en oficinas.
Con el surgimiento de los neobancos y las Fintech, además de servicios financieros de empresas punteras en tecnología como Google o Facebook, parece que en los próximos años seguiremos viendo más y más fusiones, más cierres de oficinas y más expedientes de regulación de empleo.
Para los supervisores, las poco más de 10 entidades financieras que quedan en nuestro país aun son muchas, y si el camino para la rentabilidad es el de las fusiones, las calles llenas de oficinas bancarias serán cosa del pasado.