¿Qué significa deflactar el IRPF?
Si el IRPF no se ajusta a la inflación estaremos ante una subida de impuestos encubierta
La enorme subida de los precios de los productos básicos, así como el encarecimiento del coste de nuestro día a día unido a la estabilización de los salarios están llevando a nuestra economía hacia un entorno muy complicado. Vemos como cada día los precios de todo lo que compramos siguen subiendo hasta niveles impensables hacía poco tiempo, con la inflación en el 9,8%, el petróleo por encima de los 120 dólares por barril y la cesta de la compra más cara que nunca.
Esto puede parecer un trámite si esperamos que nuestro salario suba acorde a la tasa de aumento de precios, algo conocido como indexación al IPC (Índice de Precios al Consumidor), de la que hemos oído hablar mucho en el pasado en referencia a las pensiones y la pérdida de poder adquisitivo.
Sin embargo, la realidad es que los salarios no se están ajustando a la tasa de inflación actual o al menos, no a tiempo. Un gran temor de los economistas es entrar en un ciclo de inflación que se retroalimente, donde los precios y el aumento de salarios van empujándose mutuamente hasta hacerse incontrolable. Son los llamados efectos de segunda ronda y los gobiernos están buscando fórmulas para evitar una espiral inflacionaria generalizada.
Una de las propuestas que han planteado algunos grupos políticos en nuestro país es adaptar el actual sistema del IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) a la realidad de la inflación ¿Cómo? Deflactando el IRPF para no pagar un impuesto encubierto.
¿Qué es la deflactación del IRPF?
Deflactar el impuesto de la renta sirve para evitar pagar mayor cantidad de impuestos cuando los salarios comienzan a adaptarse al entorno inflacionario. Si como en la actualidad, la inflación está cerca del 10% y los salarios poco a poco van amentando en la misma línea para minimizar la perdida de poder adquisitivo, al ser la renta un impuesto progresivo con tramos que van desde el 19% al 47%, cuando pasemos a cobrar más, pagaremos más, pero nuestro poder adquisitivo habrá disminuido.
La clave con el impuesto de la renta es el tramo en el que nos situamos. Cada vez que damos un salto de uno a otro nuestros impuestos aumentan considerablemente, y si esta subida no es fruto de un aumento del poder adquisitivo (ganamos más y los precios son estables) lo único que estaremos haciendo es pagar más impuestos. Veamos un ejemplo:
Imaginemos que nuestro salario es de 30.000 euros anuales.
El primer tramo del impuesto de la renta es el del 19%, hasta los 12.450€ y el segundo es del 24% hasta los 20.200€. Por nuestros 30.000 euros de ingresos pagaremos, de forma simplificada:
- Por el primero tramo del 19% (12.450€) – 2365.5€
- Por el segundo tramo del 24% (17.550€) – 4212€
- En total estaremos pagando en nuestra declaración de la renta 6577€
Pero pensemos ahora que dado un entorno de inflación, nuestro salario poco a poco va ajustándose a los incrementos de precios. Pongamos como ejemplo una inflación del 5% (la mitad que la actual) y un aumento del salario equivalente del 5%. Aunque nuestro poder adquisitivo real seguirá igual, podremos comprar lo mismo, nuestro pago de impuestos varía:
Por nuestros 31.500euros de ingresos anuales (aumento del 5%) pagaremos, de forma simplificada:
- Por el primero tramo del 19% (12.450€) – 2365€
- Por el segundo tramo del 24% (19.050€) – 4572€
- En total estaremos pagando en nuestra declaración de la renta 6937€
Así, si el IRPF no se ajusta a la subida de los salarios por la inflación, pagaremos más impuestos pese a que el aumento del sueldo sea únicamente nominal, no real.
¿Cómo se deflacta el IRPF?
La fórmula para deflactar el IRPF es sencilla, ajustar los tipos de gravamen a la inflación en el mismo porcentaje en el que aumentan los precios. Esto quiere decir que si la inflación se sitúa en el 9%, los tramos del IRPF deberían bajar un 9% para evitar pagar más impuestos de los que nos corresponderían en términos reales.
Cuando el aumento del salario solo trata de compensar la inflación, no deflactar el IRPF significa pagar más impuestos por el mismo poder adquisitivo. Actualmente en España no hay un protocolo establecido para ajustar las cargas impositivas en función de la inflación, sin embargo, están comenzando a aparecer las primeras propuestas en esta dirección, un paso adelante para hacer de los impuestos una carga más progresiva y justa.
¿Quiénes deben deflactar el IRPF?
El impuesto sobre la renta tiene dos partes principales, la estatal y la autonómica. Por ello, tanto el ministerio de hacienda general como el responsable tributario de cada comunidad autónoma en nuestro país puede deflactar el impuesto en su parte correspondiente.
Para que fuese realmente efectivo deberían darse ambas modificaciones, tanto la estatal como la autonómica, pero si una comunidad decide deflactar el impuesto, como ha propuesto la comunidad de Madrid, se podría llevar a cabo igualmente. La diferencia fundamental entre una deflactación de la parte autonómica o la estatal del IRPF sería en cuanto a las retenciones en nómina. Cuando es el estado quien decide deflactar, esto lo veríamos automáticamente reflejado en las retenciones de nuestro salario cada mes, si por el contrario es nuestra comunidad autónoma quien hace el ajuste, solo veríamos reflejado el ahorro una vez realizásemos la declaración de la renta anual.
¿Cuánto recauda el gobierno al no deflactar el IRPF?
El quid de la cuestión es porqué no se deflacta automáticamente la carga del IRPF a la inflación, y es que en ese caso, el Gobierno perdería una muy importante recaudación tributaria. Para un Gobierno, la inflación tiene sus puntos a favor, uno es que recauda más (ya que los salarios tienden a subir), y si tiene deuda, como la de España que ya es superior al 120% del PIB, estas obligaciones cada vez son menos costosas.
Los cálculos aproximados de aumento de la recaudación por no deflactar el impuesto sobre la renta se sitúan en el entorno de los 3.000 a 4.000 millones de euros anuales. Por ello, y pese a las propuestas de algunas comunidades autónomas y expertos, es difícil que veamos una deflactación generalizada del impuesto, al menos a medio plazo. Actualmente nuestro país sigue en déficit, es decir, que ingresa menos de lo que gasta, por ello cualquier ajuste que vaya en la línea de reducir ingresos es muy poco probable.
La naturaleza del impuesto sobre la renta es gravar la riqueza personal, el poder adquisitivo obtenido en el año, por ello, cuando no se ajusta esta carga impositiva con la realidad de los precios, la inflación, el impuesto deja de ser lo que promete o al menos, en los términos en los que lo hace.
¿Se ha deflactado alguna vez el IRPF?
Si, en el año 2007 con el cambio de Ley y la modificación de varios impuestos, se deflactaron varios tramos del impuesto. Sin embargo, desde aquel año 2007 no se ha vuelto a realizar un ajuste en los tramos de gravamen. Asimismo, a partir de 212 las comunidades autónomas comenzaron a tener competencia en materia del IRPF, creando su parte autonómica. Ninguna comunidad autónoma (exceptuando País Vasco o Navarra que cuentan con su propio modelo tributario) ha deflactado nunca el IRPF.
La última década nos ha traído prácticamente más deflación que inflación, desde la gran crisis financiera de los años 2007-2008 no hemos vivido un entorno inflacionario como el actual, donde hemos registrado los valores mas altos desde hacía más de 30 años. Por ello, este debate estaba fuera de las mesas de negociación, de la opinión publica y de la política, ya que en ausencia de inflación no se ha reparado en la progresividad de un impuesto como el IRPF. Finalmente, parece que comenzamos a ver como la ciudadanía comienza a exigir ajustes para hacer de nuestro sistema tributario una herramienta más justa, equitativa y lógica de cara al futuro.